El primer día, el Reverendo Scott Campbell, abogado de la Obispa Minerva Carcaño, le explicó al jurado que los cargos contra la Obispa Minerva Carcaño eran básicamente problemas de la conferencia que fueron exagerados. Los cargos estaban relacionados con un proyecto de desarrollo de la iglesia, la contratación de un asistente de tiempo parcial para un superintendente de distrito, una subvención para renovar una casa parroquial de distrito y un problema de licencia de maternidad resuelto, son problemas típicos que enfrentan los líderes de la conferencia y nunca debieron haber resultado en un juicio.
En su declaración final del último día, el reverendo Campbell recordó al jurado que presentar cargos está diseñado para castigar los crímenes más reprensibles contra la iglesia y sus miembros. Tales cargos pueden resultar en la eliminación de las credenciales del clero y la expulsión de la iglesia. La mala conducta financiera por sí sola puede incluir una pena de prisión. Instó al jurado a considerar que estos cargos están fuera de perspectiva. Señaló que la Obispa Carcaño fue acusada de ser dura, pero se citan algunas palabras que los testigos usaron para describirla : “tajante y feroz, intimidante, llena de ira”. Sin embargo el vídeo que se mostró al jurado no mostraba ninguna ira vocal, sino una comunicación clara y directa de una lider mujer fuerte.
Los testigos durante los tres días, del 19 al 21 de septiembre, hablaron extensamente y a menudo con lágrimas. Campbell alentó al jurado a no confundir sentimientos heridos con delitos imputables.
La superintendente de distrito Stacy Current fue testigo de la obispo Carcaño y brindó un testimonio poderoso sobre la imparcialidad de sus desiciones y la legitimidad de las mejoras en la casa parroquial y el posible nepotismo de la contratación de la hija de lo Obispa Carcaño. La obispa fue acusado de desobediencia al Libro de Disciplina, pero la Rev. Current declaró: “No se puede mantener una conversación con la Obispo Carcaño sin que ella cite la Biblia o el Libro de Disciplina”.
Tanto la Rev. Current como otro testigo, el Rev. Felicisimo Cao, señalaron que hubo un esfuerzo por parte de individuos en la conferencia para solicitar quejas adicionales sobre la obispo Carcaño. “Las cartas que se reunieron tenían como objetivo respaldar las principales quejas que no fueron reveladas”. El abogado de los denunciantes intentó presentar la carta como una invitación del obispo interino Dyck para permitir que el clero exprese sus sentimientos. El Rev. Cao no afirmó esta perspectiva.
Finalmente, la Obispa Minerva Carcaño subió al estrado, se le preguntó ¿cuál fue el impacto de los cargos y su suspensión?
“Me desterraron”, “No tenía familia, ni familia de fe”, “Me desperté el domingo por la mañana y no tenía adónde ir”.
Ella respondió a cada acusación, exponiendo cuidadosamente sus acciones, consultas y apoyo del Canciller de la Conferencia.
Al final, el Rev. Campbell repitió que estas quejas eran típicas de clérigos descontentos y no eran delitos imputables. Ahora que las quejas llegaron a nivel de juicio, crearán un daño duradero a la Jurisdicción Occidental, a la Iglesia Metodista Unida y a cualquier mujer hispana que esté considerando el liderazgo en la denominación.
Como afirmó la presidenta de MARCHA, Rev. Lysette Pérez en una entrevista con Religion News Service,
“Todos los latinos hispanos la buscan como líder de nuestra iglesia. Es como atacar a uno de los nuestros”.
Campbell advirtió que si este tribunal transmite el mensaje de que alguien que está angustiado por su nombramiento puede presentar cargos contra un obispo, puede cambiar todo nuestro sistema. Lo que hemos escuchado del testimonio son violaciones de la confidencialidad del gabinete, un ataque a la reputación de la Obispo y una ruptura de la colegialidad en el Colegio de Obispos de la Jurisdicción Occidental. Si la iglesia apoya estos cargos, perderá una de las grandes voces a favor de la justicia. La Obispo Carcaño ha sido testigo de la dignidad humana en nuestra frontera sur, en el continente africano, y como defensor de las personas LGBT+. Ella no está por encima de la ley, pero esa ley exige que se hayan cometido delitos imputables, no que algunas personas se hayan ofendido.
While the jury considers the charges against Bishop Carcaño, we can summarize the trial.
On the first day, Rev. Scott Campbell, counsel for Bishop Minerva Carcaño, laid it out for the jury that the charges against Bishop Minerva Carcaño were basically conference problems that were blown all out of proportion.The charges were related to a church development project, the hiring of a part time assistant to a DIstrict Superintendent, a grant to renovate a district parsonage, and a resolved family leave issue are all typical problems dealt with by conference leaders and should never have resulted in a trial.
In his closing statement on the final day, Rev. Campbell reminded the jury that bringing charges is designed to punish the most reprehensible of crimes against the church and its members. Such charges can result in removing clergy credentials and expulsion from the church. Financial malfeasance alone can actually include a prison sentence. He urged the jury to consider that these charges are out of perspective. He noted that Bishop Carcaño was accused of being harsh, but cited a few words the witnesses used to describe Bishop Carcaño: cuttingly fierce, shaming, outraged, angry. But the video he played for the jury showed no vocal rage, but clear, blunt communication by a strong woman, a strong leader.
The witnesses during the three days, September 19 – 21, went on at length and often ended in tears. Campbell encouraged the jury to not mistake hurt feelings with chargeable offenses.
District Superintendent Stacy Current was a witness for BIshop Carcaño and provided a powerful witness to the fairness of the bishop’s decisions and the legitimacy of the improvements on the parsonage and the legality of hiring of the bishop’s daughter. The bishop was accused of disobedience to the Book of Discipline but Rev. Current stated, “You can’t get through a conversation with Bishop Carcaño without her quoting the Bible or the Book of Discipline.”
Both Rev. Current and another witness, the Rev. Felicisimo Cao, noted that there was an effort by individuals in the conference to solicit additional complaints about Bishop Carcaño. “The letters being gathered were to support the major complaints which were undisclosed.” The counsel to the complainants tried to position the letter outreach as an invitation by interim Bishop Dyck to allow clergy to express their feelings. Rev. Cao did not affirm this perspective.
Finally, Bishop Minerva Carcaño took the stand and was asked what was the impact of the charges and her suspension.
“I was banished,” “I had no family, no faith family,” “I woke up on Sunday morning and had no place to go.”
She responded to each accusation, carefully laying out her actions, consultations, and support from the Conference Chancelor.
In the end, Rev. Campbel repeated that these complaints were typical of disgruntled clergy, and not chargeable offenses. Now that the complaints reached trial level, they will create long lasting harm to the Western Jurisdiction to the United Methodist Church and to any Hispanic woman considering leadership in the denomination.
As MARCHA President, Rev. Lysette Perez stated in an interview with Religion News Service,
“All Hispanic Latinos look for her as a leader of our church. It’s like attacking one of ours.”
Campbell warned that if this court brings the message that someone who is distressed about their appointment can bring charges against a bishop, it may change our whole system. What we have heard from the testimony are breaches of cabinet confidentiality, an assault on the reputation of the bishop, and a breakdown of collegiality in the Western Jurisdiction College of Bishops. If the church supports these charges, the church will lose one of the great voices for justice. Bishop Carcaño has been a witness for human dignity at our southern border, in the African Continent, and as a champion for LGBT+ people. She is not above the law but that law requires that chargeable offenses must have taken place, not that some people took offense.